
Control y Prevención de Plagas en Granos Almacenados y Silos:
Claves del Control Integrado Efectivo
Los granos almacenados representan uno de los pilares fundamentales en la cadena agroalimentaria. Sin embargo, una vez cosechados y almacenados, enfrentan múltiples amenazas que pueden comprometer tanto su calidad como su valor comercial. Entre estas amenazas, las plagas —insectos, roedores y microorganismos— son responsables de pérdidas considerables a nivel mundial, llegando en algunos casos hasta el 50 % de la producción almacenada. Por ello, implementar estrategias eficaces de control y, sobre todo, de prevención de plagas en silos y almacenes se ha vuelto una necesidad ineludible para el sector agrícola moderno.
El ambiente dentro de un silo o depósito de granos puede ser ideal para el desarrollo de plagas: temperaturas estables, humedad retenida, falta de movimiento del producto y acumulación de residuos. Estos factores favorecen la proliferación de insectos primarios —como los gorgojos (Sitophilus spp.) o la palomilla de los cereales (Sitotroga cerealella)—, que atacan directamente los granos sanos, así como de insectos secundarios, que se alimentan de granos partidos o en descomposición. A esto se suman ácaros, aves y roedores, que no solo deterioran el producto sino que también generan riesgos sanitarios significativos.
Frente a esta problemática, ha cobrado fuerza el Control Integrado de Plagas (CIP), una metodología que combina prácticas preventivas, herramientas de monitoreo y medidas correctivas con el objetivo de mantener las poblaciones de plagas por debajo de los umbrales de daño económico. Este enfoque no se basa únicamente en el uso de insecticidas, sino que propone una intervención planificada, sostenible y adaptada a las condiciones específicas de cada almacenamiento.
Uno de los pilares del CIP es la prevención, que comienza incluso antes del ingreso del grano a las instalaciones. La limpieza exhaustiva de los equipos de transporte, conductos, paredes, pisos, techos y rincones donde pueda acumularse polvo o grano viejo, es esencial para evitar que insectos residuales o esporas fúngicas encuentren un hábitat adecuado para desarrollarse. Asimismo, la reparación de grietas, la correcta ventilación y el tratamiento térmico o químico de las estructuras vacías son acciones que forman parte de una política preventiva bien ejecutada.
Durante el almacenamiento, el monitoreo constante es clave para anticiparse a posibles infestaciones. El uso de trampas de feromonas, análisis de temperatura interna del grano, inspección visual del producto y muestreos regulares permiten identificar la presencia de plagas en sus fases iniciales. Esto no solo mejora la eficacia de las acciones de control, sino que también evita la necesidad de intervenciones más agresivas o costosas.
En cuanto al control propiamente dicho, las alternativas son diversas: desde métodos físicos como el uso de atmósferas modificadas (hipercarbia o anoxia), pasando por tratamientos térmicos o uso de insecticidas residuales, hasta la aplicación de fumigantes como la fosfina en estructuras herméticas. En los últimos años, también se ha incorporado con fuerza el uso de insecticidas reguladores de crecimiento (IGR) y larvicidas, los cuales interrumpen el ciclo biológico del insecto sin generar los mismos niveles de toxicidad ambiental o riesgo para el operador.
El éxito en la conservación de granos almacenados no se basa en soluciones aisladas o reactivas, sino en una estrategia proactiva, técnica y sostenida. Comprender el ciclo de vida de las plagas, controlar las condiciones ambientales del almacenamiento y actuar a tiempo con los métodos adecuados son factores determinantes para proteger tanto la inversión del productor como la seguridad alimentaria de los consumidores.
Índice de Contenido
- ¿Por qué es esencial prevenir las plagas en los granos almacenados?
1.1 Pérdidas económicas, riesgos sanitarios y deterioro del producto
1.2 Factores que favorecen la proliferación de plagas en silos y almacenes - Prevención: la clave para proteger los granos desde el primer día
2.1 La importancia de una estrategia preventiva en el almacenamiento
2.2 Preparación de las instalaciones antes del acopio
2.3 Control ambiental: temperatura, humedad y ventilación
2.4 Medidas preventivas adicionales recomendadas
2.5 Prevención continua: una inversión que asegura calidad y ahorro - El Control Integrado de Plagas como estrategia clave
3.1 Enfoque preventivo, correctivo y sostenible
3.2 Ventajas del CIP frente al control químico tradicional - Rizobacter Ecuador: expertos en manejo de plagas en granos
4.1 Más de tres décadas de experiencia en fumigación y asesoría técnica
4.2 Certificaciones internacionales y cumplimiento de normativas - Tecnología avanzada: gasificación por hidrólisis de fosfina
5.1 ¿Qué es la gasificación por hidrólisis y cómo funciona?
5.2 Ventajas frente a métodos tradicionales de fumigación - Fases del programa de control en granos almacenados
6.1 Limpieza y preparación de instalaciones
6.2 Monitoreo con trampas y termometría
6.3 Tratamientos físicos, químicos y biológicos
6.4 Fumigación con fosfina en silos, sacos o a granel - Servicios especializados de Rizobacter para la industria agrícola
7.1 Fumigación en madera, cacao, silos y centros de acopio
7.2 Control de roedores, insectos voladores y rastreros
7.3 Desinfección de ambientes y asesorías en inocuidad alimentaria
¿Por qué es esencial prevenir las plagas en los granos almacenados?
Pérdidas económicas, riesgos sanitarios y deterioro del producto
La presencia de plagas en los granos almacenados representa una de las principales amenazas para la seguridad alimentaria y la rentabilidad del sector agrícola. Insectos como gorgojos, polillas, escarabajos y larvas, así como roedores y hongos, pueden generar pérdidas significativas tanto en cantidad como en calidad del grano almacenado. En muchos casos, estas pérdidas no solo afectan el volumen comercializable, sino que también provocan el rechazo del producto por parte de compradores o procesadores industriales.
Desde el punto de vista económico, se estima que las plagas pueden reducir entre un 5 % y 10 % del total de la producción almacenada bajo condiciones normales, pero en situaciones críticas, este porcentaje puede elevarse hasta el 50 %. Esta merma repercute directamente en los ingresos del productor, en la disponibilidad de materia prima para la agroindustria, y en el precio final que paga el consumidor.
Pero los efectos no se limitan al aspecto financiero. El deterioro del grano también conlleva riesgos sanitarios importantes. Las plagas pueden ser vectores de microorganismos patógenos, como bacterias y hongos que generan micotoxinas, compuestos altamente tóxicos y cancerígenos que afectan la salud humana y animal. La simple presencia de insectos vivos, excrementos, partes de cuerpos o residuos en los granos basta para que la carga sea desechada, ya que incumple los estándares de inocuidad establecidos por normativas nacionales e internacionales.
En productos de exportación, como el maíz, el arroz o el cacao, un lote contaminado representa un problema de imagen país, la pérdida de mercados y hasta sanciones comerciales. Por ello, la prevención de plagas en silos y almacenes no es una medida opcional, sino un requisito indispensable para garantizar la calidad, trazabilidad y competitividad de los productos agrícolas.

Factores que favorecen la proliferación de plagas en silos y almacenes
Las plagas en granos almacenados no aparecen por casualidad. Existen múltiples factores que, combinados, crean las condiciones ideales para que insectos, roedores o microorganismos proliferen dentro de los centros de acopio o silos.
El primer factor es la higiene deficiente. Los restos de cosechas anteriores, granos partidos, polvo acumulado y humedad en conductos o rincones olvidados, son caldo de cultivo para insectos y hongos. Una limpieza superficial o esporádica no basta: es necesario implementar protocolos de limpieza profunda antes del ingreso de una nueva carga de granos, incluyendo paredes, pisos, techos, conductos, sinfines, norias, vehículos de transporte y equipos de carga.
La humedad es otro factor crítico. Un grano con humedad superior al 14 % se convierte en un medio propicio para la reproducción de insectos y el desarrollo de hongos. La condensación dentro del silo, una mala ventilación, o el ingreso de granos sin secar adecuadamente puede disparar una infestación en pocos días. Por eso, es fundamental controlar constantemente los niveles de humedad relativa y temperatura interna del grano, utilizando herramientas como termometría o sensores digitales.
También influye la falta de hermeticidad en los silos o bodegas. Grietas, aberturas sin sellar, tapas sueltas o ductos sin protección permiten el ingreso constante de nuevas plagas desde el exterior. Esto no solo compromete la eficacia de cualquier tratamiento químico o fumigación, sino que perpetúa los focos de infestación de un ciclo a otro.
Finalmente, la ausencia de un programa de monitoreo deja al operador “ciego” frente al avance de una plaga. Sin trampas de feromonas, revisiones periódicas o muestreo del grano, es difícil detectar una infestación en sus etapas iniciales, cuando el control aún es posible sin pérdidas graves.
El ambiente de almacenamiento debe ser tratado con el mismo rigor que el proceso productivo. La prevención de plagas no comienza cuando ya hay insectos visibles, sino mucho antes: en la limpieza, el secado, el sellado y el monitoreo constante del entorno. Adoptar esta visión integral es lo que permite preservar la calidad del grano, proteger la salud del consumidor y garantizar la sostenibilidad de toda la cadena agroalimentaria.
El Control Integrado de Plagas como estrategia clave
Enfoque preventivo, correctivo y sostenible
El Control Integrado de Plagas (CIP) es una estrategia moderna y eficiente diseñada para proteger los granos almacenados sin recurrir exclusivamente al uso intensivo de químicos. A diferencia de los métodos tradicionales que actúan de forma reactiva ante la presencia de plagas, el CIP propone una visión preventiva y sostenible, basada en la combinación de múltiples tácticas que se ajustan a cada etapa del almacenamiento y a las condiciones específicas de cada instalación.
El CIP parte del principio de que no existe una única solución para el problema de las plagas, sino que el control efectivo se logra mediante la integración de prácticas físicas, biológicas, mecánicas, químicas y culturales. Estas se aplican de forma planificada y secuencial, con el objetivo de reducir al mínimo los riesgos de infestación y evitar los impactos negativos en la salud humana, el medio ambiente y la calidad del grano.
En el contexto del almacenamiento, el enfoque preventivo del CIP comienza con la limpieza exhaustiva de las instalaciones, asegurando que no queden residuos orgánicos ni granos de campañas anteriores. Luego se continúa con acciones como el control de temperatura y humedad, el uso de trampas de monitoreo y la aplicación selectiva de productos insecticidas o fumigantes únicamente cuando es necesario.
Si bien las medidas preventivas son la base del sistema, el CIP también contempla un enfoque correctivo, que entra en acción una vez detectada una plaga. Aquí se evalúa el tipo de insecto, su grado de desarrollo y su resistencia, para aplicar el tratamiento más adecuado, ya sea físico (atmósferas modificadas, altas temperaturas), biológico (predadores o microorganismos) o químico (como la fumigación con fosfina por hidrólisis, altamente efectiva en ambientes controlados).
Una de las grandes ventajas del Control Integrado es que favorece la sostenibilidad del sistema productivo. Al no depender exclusivamente de insecticidas, reduce el riesgo de generación de resistencia por parte de los insectos, disminuye los residuos químicos en el grano y protege a los operarios al minimizar la exposición a sustancias peligrosas. Además, permite cumplir con normativas de inocuidad alimentaria cada vez más estrictas, tanto a nivel nacional como internacional.
En empresas especializadas como Rizobacter, el CIP se implementa como un programa técnico riguroso, acompañado de asesoría, monitoreo y capacitación continua, asegurando así su correcta ejecución y adaptación a diferentes entornos como silos, centros de acopio, bodegas o plantas de procesamiento.
Prevención: la clave para proteger los granos desde el primer día
La importancia de una estrategia preventiva en el almacenamiento
En el manejo de plagas en granos almacenados, la prevención no es solo el primer paso: es el más determinante. Una buena estrategia preventiva permite evitar infestaciones antes de que aparezcan, reducir el uso de productos químicos, conservar la calidad del grano y alargar su vida útil comercial. Ignorar esta fase del proceso puede derivar en pérdidas económicas, riesgos sanitarios y daños estructurales difíciles de revertir.
El enfoque preventivo consiste en establecer condiciones hostiles para las plagas y desfavorables para su reproducción. Esto implica, entre otras acciones, mantener la limpieza constante, controlar variables ambientales como temperatura y humedad, y eliminar puntos de acceso a roedores e insectos. En esencia, se trata de anticiparse al problema, en lugar de reaccionar cuando ya es demasiado tarde.
Rizobacter Ecuador, como especialista en control sanitario poscosecha, ha desarrollado protocolos técnicos preventivos que forman parte esencial de su programa de Gestión Integrada de Plagas (GIP), los cuales se ajustan a normativas internacionales como HACCP, GLOBALG.A.P., FSSC 22000 y BPM.
Preparación de las instalaciones antes del acopio
Limpieza profunda y eliminación de residuos
Antes de recibir una nueva carga de granos, es imprescindible realizar una limpieza profunda en todo el sistema de almacenamiento: silos, bodegas, transportadores, sinfines, elevadores, tolvas, ductos, pisos, techos y paredes. El polvo, los restos de cosechas anteriores y los granos partidos son fuentes de alimento y refugio para insectos como el gorgojo o el tribolio. Eliminar estos residuos reduce significativamente la posibilidad de una infestación temprana.
Revisión estructural y sellado de accesos
La hermeticidad del espacio es fundamental. Las plagas pueden ingresar por grietas, aberturas en techos o ventilaciones sin protección. Por eso, se recomienda inspeccionar las instalaciones y sellar todos los puntos vulnerables, incluyendo bocas de inspección, rejillas, ventanas, y uniones estructurales. Este paso no solo impide el ingreso de nuevas plagas, sino que también es clave para asegurar la eficacia de tratamientos como la fumigación por fosfina.
Control ambiental: temperatura, humedad y ventilación
Importancia del secado adecuado del grano
Los granos con niveles de humedad superiores al 14 % se convierten en un caldo de cultivo para insectos y hongos. Por ello, antes del almacenamiento, el grano debe ser secado adecuadamente. Este proceso no solo reduce la posibilidad de infestación, sino que también evita el deterioro prematuro y la generación de micotoxinas.
Monitoreo de temperatura interna y ventilación
Durante el almacenamiento, la termometría y la ventilación controlada son herramientas clave para mantener condiciones poco favorables para la proliferación de plagas. Las altas temperaturas internas pueden generar «zonas calientes» en las pilas de grano, atrayendo a insectos que buscan reproducirse en estos puntos. La instalación de sondas de temperatura y la activación periódica de sistemas de aireación contribuyen a mantener la masa de grano en equilibrio térmico y libre de focos biológicos.
Medidas preventivas adicionales recomendadas
Fumigación preventiva de estructuras vacías
Una práctica recomendada por Rizobacter es realizar una fumigación preventiva en instalaciones vacías mediante gasificación por hidrólisis de fosfina. Este tratamiento elimina cualquier población residual de insectos que pudiera haberse ocultado durante el ciclo anterior. Además, actúa como barrera inicial para prevenir la reinfestación durante los primeros meses de almacenamiento.
Capacitación al personal y protocolos de ingreso
Todo plan preventivo debe estar acompañado por capacitación técnica al personal, especialmente en temas de bioseguridad, manipulación de granos, detección de signos tempranos de infestación y control de accesos a las instalaciones. Incluso el ingreso de vehículos, maquinaria o visitantes sin protocolo puede introducir plagas externas.
Prevención continua: una inversión que asegura calidad y ahorro
Implementar un enfoque preventivo en el almacenamiento de granos no es un gasto adicional, sino una inversión que evita pérdidas mayores. En la experiencia de Rizobacter Ecuador, los clientes que aplican medidas preventivas desde el inicio del ciclo logran conservar hasta un 100 % de su producción sin infestaciones, reduciendo el uso de químicos, evitando rechazos comerciales y cumpliendo con las exigencias de los mercados internacionales.
La prevención, cuando se ejecuta con profesionalismo y constancia, es el escudo más sólido para mantener los granos sanos, rentables y listos para competir en cualquier mercado.
Ventajas del CIP frente al control químico tradicional
El control químico tradicional, basado principalmente en la aplicación sistemática y generalizada de insecticidas, fue durante décadas el método más utilizado en el almacenamiento de granos. Si bien resultaba eficaz a corto plazo, esta técnica ha demostrado múltiples limitaciones, especialmente en términos de sostenibilidad, seguridad alimentaria y control a largo plazo.
Una de las principales desventajas del enfoque químico tradicional es la aparición de resistencias en las plagas. El uso repetitivo de los mismos principios activos, sin alternancia ni rotación de productos, favorece que los insectos desarrollen mecanismos de defensa, haciendo que los tratamientos pierdan efectividad con el tiempo. El resultado: infestaciones más difíciles de controlar y la necesidad de aumentar las dosis o buscar moléculas más potentes, con mayor costo y riesgo.
En cambio, el CIP permite romper estos ciclos de resistencia, ya que se apoya en un enfoque multitécnico. Al alternar tratamientos físicos, biológicos y químicos según cada caso, las plagas no logran adaptarse fácilmente y se reducen las posibilidades de que sobrevivan poblaciones resistentes.
Otra diferencia clave es la minimización del riesgo para la salud humana y el ambiente. Mientras que los métodos químicos tradicionales pueden dejar residuos en el grano o contaminar el entorno, el CIP busca reducir al mínimo las aplicaciones químicas, priorizando acciones mecánicas y preventivas. Esto es especialmente importante en productos destinados a la exportación o al consumo directo, donde los límites máximos de residuos (LMR) son estrictamente controlados.
El CIP también promueve una gestión más eficiente de los recursos. En lugar de aplicar tratamientos de forma generalizada, se actúa con base en datos reales obtenidos del monitoreo constante, lo que permite intervenir solo cuando es estrictamente necesario. Esto se traduce en una reducción de costos operativos, menor desperdicio de insumos y un uso racional de los productos fitosanitarios.
En resumen, el Control Integrado de Plagas representa una evolución frente al modelo tradicional. No solo mejora los resultados técnicos, sino que lo hace de forma responsable, adaptándose a las exigencias actuales de trazabilidad, inocuidad, certificaciones internacionales y sostenibilidad ambiental. Empresas como Rizobacter, que aplican estas estrategias con tecnología avanzada como la gasificación por hidrólisis de fosfina, marcan la diferencia en el manejo profesional de plagas en granos almacenados.

Rizobacter Ecuador: expertos en manejo de plagas en granos
Más de tres décadas de experiencia en fumigación y asesoría técnica
Rizobacter Ecuatoriana C. Ltda. somos una empresa líder en el sector —con más de 30 años en el mercado— especializada en programas de Gestión Integral de Plagas y Asesoría en Inocuidad, particularmente fuerte en fumigación de granos, madera, cacao y otros productos almacenados. Nuestra cobertura nacional asegura atención en todo el Ecuador, desde Guayaquil hasta zonas rurales, con un equipo técnico altamente capacitado y responsable con el entorno.
Nuestra visión es fortalecer constantemente sus capacidades técnicas para ofrecer servicios eficaces y sostenibles. Esto implica implementar protocolos robustos de inspección, monitoreo, limpieza, fumigación y seguimiento, diseñados para prevenir y detectar infestaciones de forma temprana. Además, brindamos capacitación continua a su personal y a los clientes, compartiendo conocimientos de buenas prácticas y uso eficiente de herramientas preventivas.
Certificaciones internacionales y cumplimiento de normativas (BPM, HACCP, FSSC 22000, GLOBALG.A.P., etc.)
Una de las fortalezas clave de Rizobacter es nuestro sólido respaldo normativo. La empresa está certificada bajo los estándares más exigentes del sector, incluyendo BPM (Buenas Prácticas de Manufactura), HACCP, FSSC 22000, GLOBALG.A.P., ISO 9001:2015 e ISO 14001:2015, además de auditorías externas como BASC y SMETA
Estas certificaciones garantizan que todos los procesos —desde la fumigación hasta el manejo documental y la trazabilidad— cumplen con las normativas nacionales (ARCSA, AGROCALIDAD) y estándares internacionales para la inocuidad alimentaria. La adhesión a estos protocolos no solo protege el grano y al consumidor, sino que también facilita el acceso a mercados internacionales exigentes, como EU, Asia y el resto de América.
Demuestra así un enfoque profesional y responsable, integrando tecnología avanzada, programas de prevención, fumigación por gasificación de fosfina y asesoría especializada, todo dentro de un marco de cumplimiento total con las normativas globales de inocuidad y sustentabilidad.

Tecnología avanzada: gasificación por hidrólisis de fosfina
¿Qué es la gasificación por hidrólisis y cómo funciona?
La gasificación por hidrólisis de fosfina representa una de las tecnologías más avanzadas y seguras para el control de plagas en granos almacenados. Se trata de un sistema moderno que genera gas fosfina (PH₃) de manera controlada, mediante un proceso de reacción química entre fosfuro de aluminio y agua, en un equipo especializado de hidrólisis. Este método ha sido desarrollado para maximizar la eficiencia de fumigación y minimizar los riesgos tanto para los operarios como para la calidad del producto tratado.
El funcionamiento es sencillo pero altamente técnico: el fosfuro de aluminio se introduce en una cámara hermética dentro de un equipo electrónico, donde se inicia la hidrólisis controlada, es decir, la liberación del gas fosfina en presencia de humedad. A diferencia de los métodos tradicionales, en los que el producto se coloca directamente en el grano o se dispersa manualmente, este sistema permite generar el gas fuera del silo o espacio de almacenamiento y luego inyectarlo en el recinto mediante una corriente de aire forzado. Esto asegura una fumigación más segura, homogénea y eficaz.
La fosfina es un fumigante extremadamente eficaz que actúa sobre una amplia variedad de plagas en todas sus etapas biológicas: huevos, larvas, pupas y adultos. Su modo de acción consiste en inhibir el metabolismo celular de los insectos, provocando su muerte sin afectar la calidad del grano si se utiliza correctamente y bajo estrictos parámetros técnicos como los que implementa Rizobacter Ecuador
Ventajas frente a métodos tradicionales de fumigación
La gasificación por hidrólisis ofrece múltiples beneficios respecto a las técnicas convencionales de fumigación con pastillas o tabletas de fosfuro, las cuales implican mayores riesgos operativos y menor eficiencia de distribución. A continuación, se detallan las principales ventajas de esta tecnología, que la convierten en una herramienta clave dentro del Control Integrado de Plagas (CIP) en granos almacenados y silos.
Mínima manipulación del insecticida
Una de las grandes ventajas del sistema de hidrólisis es que reduce significativamente la exposición del personal al producto químico. Dado que la reacción se realiza dentro de un equipo cerrado y automatizado, los operarios no necesitan manipular directamente las tabletas ni ingresar a espacios confinados para aplicar el fumigante. Esto no solo mejora la seguridad laboral, sino que también disminuye la posibilidad de errores humanos en la dosificación o aplicación, que podrían afectar la eficacia o generar residuos no deseados.
Reducción de riesgo de incendio
A diferencia de la fosfina en forma sólida, cuya descomposición puede generar calor y riesgos de ignición si se maneja mal, el proceso de hidrólisis genera el gas en condiciones controladas y a temperatura regulada. Esto minimiza drásticamente la probabilidad de reacciones peligrosas o incendios, especialmente en ambientes cerrados con presencia de polvo o restos orgánicos. Esta ventaja es especialmente relevante en centros de acopio de granos, donde la seguridad operativa es prioritaria.
Distribución homogénea del gas
El gas fosfina generado por hidrólisis es inyectado mediante un sistema de aire forzado o ventilación interna, lo que permite una dispersión uniforme en todo el volumen del silo o bodega. A diferencia de los métodos tradicionales donde la liberación del gas es más lenta y puede quedar concentrada en ciertos puntos, este sistema garantiza que todas las áreas del recinto reciban la dosis adecuada, evitando “zonas muertas” donde las plagas podrían sobrevivir.
Mayor penetración en todos los estadios del insecto
Gracias a su formulación y velocidad de dispersión, el gas fosfina generado por hidrólisis alcanza eficazmente incluso los rincones más profundos de las pilas de grano, así como los microambientes donde se esconden los insectos. Este nivel de penetración es fundamental para erradicar plagas como gorgojos, palomillas, escarabajos del grano y otros insectos que afectan los granos durante el almacenamiento. Además, su acción sobre todas las etapas del ciclo de vida de las plagas —desde huevos hasta adultos— permite cortar el ciclo reproductivo y reducir significativamente las reinfestaciones.
La gasificación por hidrólisis de fosfina implementada por Rizobacter Ecuador no solo representa una mejora tecnológica, sino una verdadera solución estratégica para los sectores agroindustrial, exportador y alimentario. Su capacidad para combinar eficiencia, seguridad, cobertura total y cumplimiento de normativas internacionales la posiciona como la mejor alternativa para mantener la calidad e inocuidad de los granos almacenados, proteger la salud del consumidor y extender la vida útil de los productos.
Fases del programa de control en granos almacenados
El manejo profesional de plagas en granos almacenados requiere un enfoque estructurado, metódico y adaptado a las condiciones específicas de cada centro de acopio. En Rizobacter Ecuador, este proceso se implementa a través de un programa técnico de control en cuatro fases, que permiten mantener la sanidad del grano desde su ingreso hasta el despacho final, reduciendo al mínimo los riesgos de infestación, deterioro y rechazo comercial.
1. Limpieza y preparación de instalaciones
La primera fase del programa se enfoca en prevenir la introducción de plagas desde el entorno. La limpieza exhaustiva de las instalaciones es crítica: antes del ingreso del grano, deben eliminarse completamente los residuos de cosechas anteriores, el polvo, los granos partidos y todo material orgánico acumulado en silos, conductos, pisos, techos, sinfines, tolvas y ductos.
Rizobacter implementa protocolos de limpieza técnica que pueden incluir el uso de aspiradoras industriales, cepillos rotativos, aire a presión y, en algunos casos, desinfestación con insecticidas residuales o térmicos para eliminar poblaciones ocultas.
Además, se inspeccionan cuidadosamente las estructuras para detectar grietas, filtraciones y puntos de ingreso de plagas. La hermeticidad de la instalación es fundamental para evitar contaminaciones cruzadas. Todo esto asegura que el ambiente esté completamente libre de vectores antes del almacenamiento.
2. Monitoreo con trampas y termometría
Una vez iniciado el almacenamiento, la segunda fase se centra en el monitoreo constante, lo que permite detectar plagas en etapas tempranas y tomar decisiones basadas en evidencia.
Se instalan trampas de feromonas, trampas adhesivas o trampas de caída (pitfall) según el tipo de insecto objetivo (gorgojos, polillas, tribolios, etc.). Estas trampas se colocan en puntos estratégicos del silo, la bodega o la instalación, y se revisan con frecuencia para evaluar el nivel de infestación.
En paralelo, se emplea termometría digital o manual para detectar aumentos de temperatura en la masa del grano. Zonas con temperaturas elevadas suelen indicar focos de actividad biológica, ya sea por insectos o por hongos, lo que permite actuar de forma localizada y eficaz.
Rizobacter incluye esta etapa como parte de su plan técnico y ofrece informes periódicos de monitoreo, los cuales sirven como base para las siguientes fases del tratamiento.
3. Tratamientos físicos, químicos y biológicos
Cuando el monitoreo revela la presencia de plagas, o cuando el protocolo de prevención lo exige, se pasa a la tercera fase: la aplicación de tratamientos correctivos que pueden ser físicos, químicos o biológicos, dependiendo del caso.
- Tratamientos físicos: incluyen el uso de atmósferas modificadas (anoxia o hipercarbia), control térmico (altas temperaturas) y aireación controlada. Estos métodos son seguros y eficaces para eliminar insectos en etapas larvarias o adultas sin dejar residuos.
- Tratamientos químicos: consisten en la aplicación de insecticidas protectores del grano en dosis precisas, formulaciones autorizadas por AGROCALIDAD y compatibles con normas internacionales. Suelen usarse productos como piretroides o reguladores de crecimiento, con bajo impacto en la calidad del grano.
- Tratamientos biológicos: en algunos contextos, se recurre al uso de microorganismos o insectos benéficos que atacan a las plagas de forma natural. Si bien su aplicación en silos aún es limitada en Ecuador, se considera una alternativa futura sostenible.
La combinación de estos métodos —siempre bajo control técnico— permite romper el ciclo de vida de las plagas sin poner en riesgo la inocuidad del alimento.
4. Fumigación con fosfina en silos, sacos o a granel
La cuarta fase del programa corresponde a la fumigación, considerada la intervención más potente para eliminar plagas en todos sus estadios biológicos, especialmente cuando ya hay indicios de infestación avanzada.
Rizobacter Ecuador utiliza tecnología de gasificación por hidrólisis de fosfina, un sistema moderno y seguro que permite liberar el gas fosfina (PH₃) de forma controlada, sin exposición directa del personal ni riesgo de ignición. El gas se distribuye por ventilación forzada, asegurando penetración homogénea en silos verticales, sacos estibados o almacenamiento a granel.
La fosfina es altamente eficaz contra gorgojos, escarabajos, polillas y otras plagas internas y externas del grano. Su acción se extiende a huevos, larvas, pupas y adultos, lo que asegura una eliminación completa si se cumplen las condiciones de hermeticidad y tiempo de exposición.
Además, al ser un fumigante sin poder residual, la fosfina se degrada rápidamente sin dejar trazas tóxicas, lo que la hace compatible con granos destinados a consumo humano o exportación. Su uso controlado por técnicos certificados de Rizobacter garantiza el cumplimiento de las normativas nacionales e internacionales.
Este programa en cuatro fases, desarrollado y ejecutado por Rizobacter Ecuador, permite a los productores, agroexportadores y centros de acopio garantizar la calidad y seguridad de sus granos, proteger sus inversiones y cumplir con los estándares más exigentes del mercado global.

Servicios especializados de Rizobacter para la industria agrícola
Rizobacter Ecuatoriana se posiciona como un aliado estratégico para el sector agrícola, ofreciendo una gama de servicios especializados que garantizan la protección, inocuidad y valor comercial de los productos. Su propuesta integral combina tecnología avanzada, experiencia técnica y un firme compromiso con las buenas prácticas.
Fumigación en madera, cacao, silos y centros de acopio
Rizobacter cuenta con una trayectoria consolidada en la fumigación de granos, pero también extiende su alcance a otros productos e infraestructuras sensibles como la madera, el cacao, los silos y los centros de acopio. Estos servicios se diseñan mediante programas programados, adaptados a la especie de plaga y las características del lugar.
Entre sus soluciones destaca la aplicación de gasificación por hidrólisis de fosfina en contenedores y mercancías, asegurando una fumigación eficaz sin contacto directo del operario con el fumigante, lo que garantiza seguridad y trazabilidad. La tecnología se ajusta a las condiciones logísticas de cada cliente, con monitoreo continuo de la concentración y tiempo de exposición, asegurando la eliminación de toda forma biológica (huevos, larvas, adultos) sin comprometer la calidad del producto ni su aptitud para el consumo o la exportación.
Control de roedores, insectos voladores y rastreros
Los programas de control de plagas urbanas e industriales incluyen la gestión de roedores, insectos voladores (moscas, polillas, cucarachas, mosquitos) y rastreros. El servicio se basa en un enfoque preventivo e integral:
- Inspección técnica: identificación de puntos críticos (nidos, rutas de acceso, fuentes de alimento)
- Diseño de plan de acción: combinación de cebos, trampas y barreras físicas
- Monitoreo y mantenimiento: revisión periódica de trampas y reabastecimiento constante
- Capacitación al personal: prevención de prácticas que favorezcan infestaciones
Este enfoque, respaldado por protocolos certificados, asegura que los espacios agrícolas, bodegas y silos mantengan un ambiente seguro, libre de plagas que puedan comprometer la integridad de la producción.
Desinfección de ambientes y asesorías en inocuidad alimentaria
Además de la fumigación y control de plagas, Rizobacter ofrece servicios de desinfección ambiental, aplicando productos y técnicas compatibles con la normativa alimentaria y sanitaria. Estas acciones buscan eliminar bacterias, hongos y microorganismos, complementando las medidas de control químico y físico para garantizar entornos libres de contaminantes.
La compañía también brinda asesoría técnica en inocuidad alimentaria, incluyendo implementación y auditoría de sistemas como BPM, HACCP, GLOBALG.A.P., FSSC 22000, ISO 9001 e ISO 14001. Sus profesionales acompañan al cliente en la documentación, trazabilidad, definición de límites críticos, indicadores de desempeño y auditoría interna, fortaleciendo la confianza en la cadena productiva y abriendo puertas a mercados exigentes a nivel internacional.

Nuestros servicios especializados en Rizobacter Ecuador representan una solución completa y profesional para el manejo de plagas e inocuidad en la industria agrícola:
• Ofrecemos fumigación avanzada con tecnología de hidrólisis de fosfina, adaptada a granos, madera, cacao, silos y contenedores.
• Ejecutamos un control multidimensional de vertebrados e invertebrados, con énfasis en prevención, monitoreo, intervención química segura y capacitación.
• Realizamos desinfección ambiental, complementada con asesorías técnicas sólidas, garantizando el cumplimiento de normativas y la trazabilidad en cada proceso.
Nuestro enfoque es integral, respaldado por más de tres décadas de experiencia, tecnología de punta y estricto cumplimiento normativo. Esto nos permite brindar un servicio que protege no solo los productos, sino también la salud pública y la reputación de nuestros clientes.